domingo, 16 de diciembre de 2012

A mi otro yo.


16/12/2012


A mi otro yo.


Déjame llamarte amor:

Tantos años juntos, que a la vez son pocos si lo comparamos con todo lo que nos queda por vivir. Muchos buenos momentos, alguno malo también. Pero todos ellos nos ha hecho mucho más fuertes,  han ido forjado nuestra armadura de tal modo que hemos ido ganando todas nuestras batallas.
Si miro atrás, no puedo dejar de sonreír por todos los momentos tan buenos que hemos pasado. En el presente, me alegro de que estés ahí, a mi lado. Incluso si discutimos, si no nos hablamos, tu presencia me tranquiliza aunque mi corazón, en ese caso, se bloquea. No me gusta discutir, no me gusta que de vez en cuando ese muro se interponga entre nosotros, ese muro que tantas veces hemos derribado y que a veces, tan fácilmente se interpone entre nosotros, ese muro de orgullo que los dos cimentamos con todas las malas palabras.
Aún así, te quiero, no soy de decirlo ni lo he sido nunca, pero lo cierto es que es así. Te miro, y ese lunar del cuello que tantas veces he besado me arranca una sonrisa. Esos ojos negros en los que tantas veces me he perdido, y esa sonrisa que hace que se pare el mundo, esas manos que nunca me han soltado, esos brazos que me han sacado a flote, cuando mi barco ha estado a punto de hundirse. Sonrío al recordar, que he besado hasta tu alma, que he recorrido cada rincón de tu cuerpo y aún así, nunca ha dejado de sorprenderme.
Déjame llamarte amor, porque lo eres y has sido el amor de mi vida, a pesar de todo, a pesar de los años. Déjame llamarte amor, por todo lo que me has dado inconscientemente, por cada palabra dulce, por cada momento de calma. He de decir, que has estado en cada tormenta y me has regalado el sol después de todas ellas. Déjame decirte que quiero cada marca del tiempo, cada surco que este ha sembrado en tu cara; déjame decirte que sigues siendo lo que más deseo, a pesar de que las canas empiecen a invadir nuestros cabellos.
Te miro, y aunque pareces dormido, sé que me observas mientras tecleo estas palabras, porque sonríes. Adoro esa sonrisa de niño que todavía conservas, esa con la que te despiertas cada día y me regalas todas las noches.

Amor, gracias por el olor a café que me regalas cada mañana, gracias por no ser como los demás, por elegirme a mi, por ser mi compañero de viaje durante todo este tiempo. Amor, te quiero tanto, que el tiempo si pasa junto a ti, no me asusta. Déjame llamarte amor mientras te miro, mientras te observo, mientras te regalo estas palabras, mientras te regalo… mi alma, una vez más.





sábado, 17 de noviembre de 2012

El último café (por él)

El último café.

(Por él)
Ella lo fue todo. Nunca antes me había enamorado, esa palabra no existía dentro de mi vocabulario, esa palabra no era para un hombre. No creía en la gente ni siquiera en la amistad. Estaba perdido, aislado, todo me daba igual, no había luz después de cada tormenta. La vida me había dado muchos fracasos, demasiados, que ya no podría soportar uno más. Pero al final del túnel, cuando estaba a punto de tocar fondo, aparece ella, aparece el sol y la mayor de las estrellas. Aparece su sonrisa que todo lo borra, su mirada, sus ojos verdes, su mano agarrando la mía con firmeza. Sin duda, la mujer de mi vida, aquella en la que nunca había creído.
La hecho tanto de menos, que mi alma está desgarrada y mi corazón hecho añicos. Sus palabras “Vete, ya no te quiero”, me acompañan cada minuto del día. Qué nos había pasado, ¿qué podía haber roto una relación tan perfecta o tan imperfecta pero tan nuestra?.  Miro sus fotos, nuestras fotos, mientras huelo el café que está a punto de hacerse, ese olor tan profundo y que me recuerda tanto a ella, sin embargo, el sabor ya no es el mismo, es más amargo y el sabor menos intenso. Me sorprendo sonriendo mientras recuerdo esas miradas tan cómplices y esa sonrisa que siempre nos acompañaba, pero el ruido de la cafetera me devuelve a la realidad, y me hace sentir solo, vacío.
Después de ella no hay nadie, nunca la hubo, cuando pruebas un café que de verdad te gusta y además te envuelve su aroma, todos los demás te parecen mediocres. No sé porque le hice creer que la había, quizás por despecho o para aparentar menos dolor del que siento. En cambio la necesito, y la necesito como nunca podría haber llegado a imaginar. Es como si dentro de ese piso se hubiera quedado una parte de mí y no pudiera hacer nada por recuperarla. Me he llevado conmigo todo el equipaje, pero mi vida se me había olvidado recogerla, se ha quedado allí con ella. He soñado miles de veces que esto nunca había pasado, que sigue a mi lado, pero al despertarme siempre acabo abrazado a una fría almohada y ahogado de soledad y desesperación.
De repente, suena el móvil, esa melodía que llevaba meses esperando. Tembloroso cojo la llamada y oigo un tímido “te quiero, te echo de menos”. Sin que apenas pueda contestarle, me cuelga y me quedo anonadado, sin palabras, con el teléfono pegado a mi oreja, a mi alma. Sin pensarlo, devuelvo la llamada, y recupero mi equipaje, mi vida, aquella que había perdido un frío día de verano. Recupero el sabor del café, el aroma, recupero el caluroso invierno, mi sonrisa, nuestra sonrisa. Porque desde que nos conocimos siempre hemos sido dos. Dos cafés con aromas diferentes, pero igual de intensos.
Estoy en su cocina, me dispongo a preparar café, la miro, sonrío, acaricio su media melena mientras no dejamos de sonreír. Aquí es donde debo estar, donde quiero estar. Perdido en su melodía, bailando con su aroma y  saboreando mi vida, nuestra vida.

lunes, 12 de noviembre de 2012

A Coruña



O mar, esas ondas que atrapan soños, bailando ao son do zumbido do vento e baixo ese ceo estrelado que todo o compre. Esa choiva que te empapa, que te cala de sentimentos, de emocións que se distribuen a través de cada pinga. Eres cada rúa de pedra nas que tantas veces me perdín e outras tantas me atopei nunha mistura de alegrías e penas; enmeigada de sentimentos que só ti sabes darme. Esas rúas cargadas de paseos interminables, de recontros con recunchos polos que pasei tantas veces, e que sempre tiñan algo que contarme.

Camiño contigo collida da man, esperando que nunca me soltes, que nunca me olvides. Camiñamos xuntas dende que os meus ollos se fundiron en ti, dende que me acolliches baixo os teus xardíns e me bañache no berce das tuas olas.

Ti... Eres a cidade que enmeiga os meus soños, atrapados baixo este ceo gris. Eres a cidade que ilumiña todos os meus recordos e que todos eles quedan reflectados no porto, baixo ese tímido sol de outono e esas fortes chuvias do mes de Abril. Eres a lúa observándome baixo a oscuridade, a luz da Torre de Hércules que alumiña as noites máis oscuras. Eres cada nota que pon banda sonora aos mellores recordos da miña vida.


A Coruña, nunca deixes de bailar conmigo, nunca deixes de soar para min...


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El mar, esas olas que atrapan sueños, bailando al sonido del zumbido del viento y bajo ese cielo estrellado que todo lo cumple. Esa lluvia que te empapa, que te cala de sentimientos, de emociones que se distribuyen a través de cada gota.
Eres cada calle de piedra en las que tantas veces me he perdido y otras tantas me he encontrado, en una mezcla de alegrías y penas. Embrujada de sentimientos que solo tu sabes darme. Esas calles cargadas de paseos interminables, de reencuentros con recobecos por los que he pasado tantas veces y que siempre tenían algo que contarme.
Camino contigo cogida de la mano, esperando que nunca me sueltes, que nunca me olvides. Caminamos juntas desde que mis ojos se fundieron en ti, desde que me acogiste bajo tus jardines y me bañaste en la cuna de tus olas.
Eres la ciudad que embruja mis sueños, atrapados bajo este cielo gris. Eres la ciudad que ilumina todos mis recuerdos y que todos ellos se ven reflejados en  el puerto y bajo ese tímido sol de otoño y esas fuertes lluvias del mes de abril.
Eres la luna observándome bajo la oscuridad, a la luz de la Torre de Hércules que iluminan las noches más oscuras, eres cada nota que pone banda sonora a los mejores recuerdos de mi vida.
A Coruña, nunca dejes de bailar conmigo, nunca dejes de sonar para mi.

sábado, 20 de octubre de 2012

Siempre es mejor caminar

"Es mejor caminar que parar y ponerse a temblar"(revolver)




Vestido: Nice Things
Chaqueta y Bolso: ¿?
Botines: Bershka





Siempre es mejor caminar;


     Del pasado aprendemos, nos hacemos a nosotros mismos, maduramos. Sin embargo, mirar atrás también entristece. Entristece pensar en tiempos mejores, en lo que perdimos y asusta pensar en lo que vendrá. Pero solo queda caminar, avanzar aunque tropecemos, aunque nos caigamos. 

   Detrás de cada caída solo queda una sonrisa, aunque tu alma sonría lágrimas de dolor, porque la sonrisa es el motor del mundo, y el presente, quizás algún día, sea el pasado que añores. 




Suena: revolver "es mejor caminar"





lunes, 8 de octubre de 2012

El último café...


El último café.

(Por ella)

Estoy bebiendo mi último café, la añoranza del aroma me inunda en lo más profundo y me bloquea. Sus ojos tan fríos y su mirada tan calurosa me rodea y un escalofrío recorre mi cuerpo. Allí estábamos los dos, frente a frente, saboreando un café en una fría tarde de otoño, saboreando el momento, la imagen acompañada de sus palabras rebotan una y otra vez en mi cabeza y me llevan a ese lugar donde empezó todo. Que tendría ese café, tan oscuro, tan amargo, pero tan sabroso, tan intenso. Algo que te engancha y no te suelta, o que te suelta, pero te aferras a ello como si el mundo se acabara, como si los días y las horas se hicieran cortos. Estábamos hechos el uno para el otro, éramos como dos cafés de intensidades diferentes, pero únicos, de esos cafés que huelen antes de hacerse, que te imaginas su sabor antes de probarlo. Así era nuestra relación, tan distinta pero tan perfecta a la vez. Creo que la mejor que he tenido, o la única entre tantas.

Le quiero tanto, que cada sorbo de este último café, me está destrozando por dentro, avivando mis recuerdos, que aunque muchas veces parecen cenizas, esa llama  de vez en cuando se enciende, y me quema por dentro. ¿Por qué acabó todo? ¿Por qué lo dejé escapar?. Por mucho que busco una respuesta, no logro encontrarla y eso me hace daño. En él, encontraba al amor de mi vida, el hombre que hacía que cada día fuera especial, que cada día fuera único; los días malos se convertían en mejores cuando me miraba y me regalaba una sonrisa. Cuando rozaba el suelo era fácil levantarse porque su mano siempre estaba ahí para ayudarme a levantarme; cada vez que un problema inundaba mi mente, ahí estaba el, ahí estaba esa taza de café que me hacía sentir única y afortunada.
Ahora mi mayor problema es él, o que ya no está. Es curioso como una fría tarde de otoño podía ser la más calurosa y un claro día de verano, el peor de las tormentas invernales. Te necesito tanto, que el recuerdo de esa puerta cerrándose de un golpe seco al marcharte,  me rompe en pedazos.  Ese café que tantas veces hacíamos nuestro, ahora también es de otra. Ojalá todos los cafés del mundo fueran míos, y ese sabor tan intenso no lo pudiera probar nadie más.
¿Qué es de mi vida ahora que ya no estás? Doy otro sorbo al café, y pienso que mi vida ya no me pertenece, que se ha ido con el equipaje que te has llevado y se ha quedado de puertas para fuera al oír cerrarse la puerta por última vez.
Le quiero tanto, lo siento tanto… Siento haberle dicho cada palabra que no sentía, siento haberle dicho que no le quería cuando mi ser lo deseaba con todas sus fuerzas. Pero a veces, la vida es complicada, la hacemos complicada, y cuando entramos en ese torbellino, es difícil salir. El ser humano es complicado por naturaleza, nacemos para darle vueltas a las cosas fáciles y hacerlas difíciles. Hecho de menos tus palabras de calma, tus besos que secaban mis lágrimas. Doy otro sorbo al café y veo que se acaba, veo el fondo de la taza y no puedo evitar llorar. Antes eso no era un problema, si se acababa el café siempre me hacías otro y la taza volvía a estar llena. ¿Qué ha sido de mi vida?, de nuestra vida… creo que el tiempo se me acaba a la vez que termino el café.
Cojo el móvil, busco tu número, jamás he tenido el valor de borrarlo, aunque para que me voy a engañar, aunque lo hubiera hecho, hubiera podido marcarlo de memoria. Mis dedos tiemblan a la vez que marcan los nueve números y cuando le doy al botón de llamada, no dejo pasar un segundo y cuelgo. No puedo hacerlo, pudo haberse quedado y ahora no me sentiría tan sola, tan vacía… miro mi taza del café y pienso en que no podría soportar tomarme otro sola. Cojo de nuevo el teléfono, y vuelvo a marcar los nueve números, me da un tono, dos, tres, cuatro…nada…pero cuando estoy a punto de colgar, lo oigo a él, es su voz y suena con un vacío… -“hola… “. Me tiemblan los labios y siento que estoy a punto de llorar, pero ellos, traidores, sueltan un -“te quiero”, “te hecho de menos”. Y antes de que puedan seguir traicionándome, cuelgo. ¡Qué he hecho!, ¡no debía haberle llamado! ¡ No debía haberle dejado irse, no debí separarme de sus brazos nunca!. Pero antes de que pudiera torturarme con más preguntas, mi móvil suena… ¡¡¡es él!!, la pantalla todavía pone “amor” a la vez que la luz parpadea. Descuelgo y su dulce voz suena al otro lado, -“yo también te he echado de menos”…

[Continuará]


domingo, 30 de septiembre de 2012

Gracias


A mi querido y admirado Pablo;

"Gracias por cada palabra que alza tu voz y calla la ignorancia; gracias, por devolvernos la ilusión, por mostrar que SÍ es posible, que no existen las barreras ni los límites para aquellos que los rechazan. Gracias por devolvernos la esperanza que hemos perdido miles de veces al tocar el suelo, y por hacernos comprender que desde lo más bajo también se ven las estrellas. 
Mi querido y admirado Pablo;  gracias, por hacerme llorar con muchos de tus discursos, porque cada lágrima que he derramado, ha sido de alegría, de ver y comprender la normalidad que desprendes y la cual es posible. Mi querido y admirado Pablo; gracias, por devolvernos el aliento,  por hacernos soñar con la igualdad  y con una realidad sin hándicap;  por hacernos creer, que juntos, podemos. 

Gracias Pablo; una y miles de veces".




http://www.youtube.com/watch?v=so1y6_ATMiI&feature=fvwrel

http://www.youtube.com/watch?v=elR41rwZIKg

http://www.youtube.com/watch?v=zl8Ayvg1wXU

http://www.youtube.com/watch?v=ia5C8LUalLA&feature=fvwrel

http://www.youtube.com/watch?v=5AfhWl5zQlc&feature=related



Conferencia"Lo que de verdad importa en A Coruña".

Conferencia "Lo que de vedad importa en A Coruña"










sábado, 28 de julio de 2012

Mar de penas, mar de sangre...



Esta historia es por petición. Así que, espero que la disfrute, que la disfruteis. =)


Con tan sólo seis años, ya sabía lo que era la muerte. Con ella se topó de bruces, un frío 6 de Enero. Tan sólo quería darle los buenos días a su padre y enseñarle su gran regalo de Reyes (“¡el coche policial de playmovil!), mientras su madre se ocupaba del desayuno en la cocina. La sonrisa brotaba de su boca, mientras apretaba la sirena de su nuevo juguete y lo arrastraba por el frío suelo del pasillo. Abre la puerta de la habitación de un golpe y en ese momento, sus zapatillas y su cochecito se empapan de ¡Sangre!. Pero Ezequiel ni siquiera gritó, nunca le ha temido a la muerte, y allí estaba, el cuerpo de su padre arropado por un mar rojo, un mar de penas que le llevaban acompañando durante los últimos meses. En su mano derecha, una pistola 9 mm Parabellum, en la otra, una nota. Con sus diminutas y temblorosas manos, Ezequiel acaricia lentamente la tez de su padre, y un escalofrío recorre su cuerpecito de metro cincuenta. Con cuidado, coge la nota, y lee torpemente…” lo-sien-to muuu-cho. Sieeeem-prrrr-e os lleeee-va-réé en miiii cora-zón. Eze, no deee-jes qu-é el rrrrru-ín de tuuuu pa-dre, a-rru-i-ne tu ilu-sión de ser policía. Seeee-rás el meee-jor policía de tooo-do el mun-do. Deees-de el cie-lo cui-da-ré de vo-so-tros.”
La ausencia de su padre, le había convertido en un niño muy protector, que siempre había cuidado de su madre. Hubiera querido tener un hermano, pero su madre nunca consiguió componer su corazón roto, el cual tiñió de un riguroso luto hasta el resto de sus dìas. Alfred, había sido el hombre de su vida y su corazón no merecía ser conquistado por nadie más. Sus fotos, seguían adornando las paredes del hogar, y su nombre brotaba por sus labios cada día, como si todavía existiese, como si nunca se hubiera ido del todo.
Desde pequeño, Ezequiel jugaba a ser como su padre, y este le ponía la gorra, la cual no asentaba en su pequeña cabeza de niño, y apenas le dejaba ver. Con ella correteaba por casa, y  aunque muchas veces le jugaba malas pasadas y acababa rebotando contra las paredes, nunca derramó una lágrima. Portar esa gorra suponía valentía - y los valientes no lloran, se repetía desde el frío suelo. Por eso, Ezequiel siempre quiso ser policía, la figura protectora en la que se había convertido, y un viejo y polvoriento uniforme colgado en el armario, le hacían soñar.
Pero la infancia de Ezequiel, no siempre fue fácil, ya no solo luchaba contra los “monstruos invasores”, sino que también contra la tristeza de su madre, la cual cayó en depresión a los pocos meses de la muerte de su padre. A consecuencia de esto, acompañado del pequeño subsidio que le había quedado al quedarse viuda; a duras penas, llegaban a fin de mes y 
cuando todavía su voz no se había tornado en grave, Ezequiel empezó a trabajar. Cada día, acudía a la fábrica de tuercas que había al lado de su casa, en donde se pasaba doce largas horas, cobrando el salario mínimo. Cuando llegaba a casa, solo tenía fuerzas para pegarse una ducha, tirarse sobre el duro colchón y soñar. Ese era su momento favorito, cuando cerraba los ojos y se convertía en el liberador, en el salvador de vidas por excelencia; noche tras noche se ponía su uniforme de “superhéroe” policial y se sumergía en la gran labor de derrotar el mal. Vivía mil aventuras, todas las que había perdido en su infancia. Pero cuando sonaba el despertador, sus sueños se rompían en pedazos, para dar paso a otro triste día gris en la fábrica.

El mismo día que cumplió los 18, al volver del trabajo, encima de su cama se encontró con un paquetito envuelto con suma delicadeza, con una tarjeta que ponía – “ Nunca dejes de soñar”. Te quiere. Mamá. Su corazón latía con fuerza y al abrirla, todo se paró de repente, para acariciar las tapas de dos libros forrados con el escudo policial. Por fin podría empezar a prepararse para ser el mejor agente del mundo, tal y como le había dicho su padre en aquella nota, en aquella última y dolorosa nota que le había acompañado cosida al corazón, desde aquella mañana fría mañana de Enero. Esa noche, Ezequiel soñó despierto, abrazado a su nuevo libro. Sabía que vendría una etapa dura, que tendría que esforzarse, pero lo que tenía claro es que lo conseguiría por encima de todas las cosas.
Pasaron los meses y día tras día, combinaba el trabajo en la fábrica, con deporte y noches de estudio. El cansancio era insoportable, y cada vez su cuerpo el cual intentaba semejarse al acero de la fábrica de tuercas , se acababa pareciendo más a una figura de hielo, que se derretía un poco más, cada día, y el cual acababa rendido, a la vez que su subconsciente repasaba mentalmente supuestos, procedimientos y leyes.
No fue fácil, pero al pasar el año, Ezquiel se encontraba preparado para el gran día. Hacía un sol expléndido en la ciudad de Ávila. Su madre, se encontraba sentada en las gradas, había hecho una cola de horas, pero ahí estaba con los ojos enrojecidos, mirando al horizonte y recordando quizás, tiempos mejores.
En unos segundos, el campo se llenó de gente, de hombres y mujeres con sendos uniformes azul marino, que se agrupaban en largas filas y que tras el grito- ¡¡¡FOOOOR- MEN!!!, todas esas personas, se acaban transformando en inmóviles estatuas de piedra, incluido, su hijo. El acto fue largo, pero emotivo, sobre todo cuando las miles de gorras pasaron a formar parte del cielo. –“Seguro que Alfred estaría orgulloso”, y por primera vez, lo mencionó en pasado. Por fin, volverían a ser una familia, el tiempo había pasado y se había dado cuenta de toda la infancia que le había hecho perder a su hijo. Se sintió culpable y con una sonrisa cómplice miró al cielo, y corrió a abrazarlo, ya que todavía permanecía en el campo celebrando su gran sueño.
En Octubre, Ezequiel, pasó a formar parte de la plantilla del SAF (Servicio de Atención a la Familia) en el distrito de Villaverde (Madrid). Y a los pocos meses, sin duda, se había convertido en uno de los mejores policías de su comisaría. Entraba a trabajar con una sonrisa, y le acompañaba todos los días, y en cada caso. Sin duda, su vida se había estabilizado, ya podía dormir por las noches y soñar de día, ya podía ir descosiendo de su alma, aquella nota que había encontrado hace años, acompañando al cadáver de su padre.
Todo parecía sonreírle, su madre había dejado la depresión bajo el claro cielo de Ávila y él también había tocado el cielo y allí arriba, estaría sonriéndole también, su padre.
Una mañana de Agosto, algo alteró la normalidad de Ezequiel, unos ojos verdes se adentraron en su despacho y en su vida. No sabía que era exactamente lo que se escondía detrás de esa mirada tan apagada, pero a la vez tan llena de luz. Sarah era una jovencita de unos 24 años, alta, delgada, y con la tez clara. No podía dejar de mirarla, había algo en ella que le trasmitía paz y tranquilidad,a la vez que le aceleraba el corazón.
Pero Sarah por el contrario, era incapaz de levantar la mirada, mientras que intentaba controlar el tembleque de sus piernas, que le hacían caminar con torpeza por el despacho.
– Ya te puedes ir, Manuel. Yo cogeré el caso. Comenta Eze.
– Dime, como te llamas.
-Me llamo Sarah.
-¿Estás bien Sarah?, ¿necesitas un vaso de agua?. Sientate. - Exclama Ezequiel, al ver que las piernas de Sarah, no dejaban de moverse.
- No, gracias. Responde tímidamente.
- Cuéntame, ¿en qué puedo ayudarte?. Pregunta con firmeza Ezequiel.
Pero Sarah no puede articular palabra y con una suave expresión en sus labios, levanta el jersey y deja asomar la parte lateral de la espalda, la cual está totalmente amoratada.
-Me ha…me ha tirado por las escaleras. Titubea.
Todavía pensativa, alarga el brazo y deja ver pequeñas quemaduras que lo cubren.
– Me … ha quemado.
-¿Sarah quién te ha hecho eso?. Mi compañero me ha dicho que una vecina nos había llamado, porque llevabas horas llorando en el portal.
- Me… ha echado de casa…
-¡¡¡¿¿¿Cómo?!!! ¿Quién te ha hecho eso? Tienes que denunciar Sarah.
- No…puedo. Contesta sonrojándose.
- Claro que puedes, nosotros te ayudaremos. ¿Es tu pareja? Si es así, si lo haces le pondremos una orden de alejamiento.
- Si… pero no quiero denunciar.
- ¿Cómo no vas a denunciar, Sara?
-Tengo miedo. Contesta, sin poder parar de temblar, y además…no quiero que le pase nada. Yo...lo quiero.
- Sarah, mírame a los ojos. No te va a pasar nada. Nosotros te ayudaremos. ¿Dónde vas a dormir hoy?
 No sé…
- Hoy, por lo pronto, vendrás a mi casa, son casi las doce de la noche, mañana seguiremos con la denuncia.
Y Desde ese día, Eze se convirtió en el compañero inseparable de Sarah. Ella era su luz, su horizonte, la brújula que le guiaba en los días oscuros. Sarah, por el contrario, también se había quedado prendada de esos ojos castaños y tranquilizadores, que cada mañana trasmitían la ilusión de vivir, de volver a confiar en un hombre. A Sarah ya no le molestaban sus cicatrices porque estas solo la habían hecho más fuerte, estaba salvada, liberada y él la había rescatado, le había devuelto la vida. Era su héroe, el hombre con el que quería pasar el resto de sus días. Solo él podía darle la libertad de las olas, del inmenso océano; y a la vez, sentirse tan protegida.
Sarah, no tardó en rehacer su vida, en tocar el cielo. Su expareja estaba en la cárcel, y ya nada, podría arrancarle la sonrisa.
Un mañana, alguién le agarró por la espalda:
-Hija de puta. Le espeta.

-¡Oh, no!. Es él. Piensa Sarah
Y en ese momento, un profundo grito suena dejándose ocultar entre la rutina de la ciudad. Una puñalada seca que le atravesa los pulmones y le roza el corazón, arrebatándole la vida, aquella que tanto la había castigado, pero la que tanto apreciaba con Ezequiel. Mientras tanto, en la otra punta de la ciudad, suena el teléfono en la sala del 091:
-Un homicidio en la c/ Postes 35. Zeta diez, para H50. Acuda al lugar de los hechos.

Ezequiel tenía un presentimiento, así que arrancó el coche “k” del grupo y pisando el acelerador hasta el fondo, se dirigió al lugar de los hechos. Algo había en su interior, que le hacía temblar, y a la vez que iban quemándose los km, su alma se quemaba también con ellos. Cuando llega al lugar de los hechos,se encuentra con ella, tirada en el suelo, inmóvil.  Eze se derrumba, se marchita. La autopsia dictaminó que Sarah estaba embarazada. Iba a ser padre, y le habían arrebatado todo lo que más quería, le habían marchitado la felicidad y le habían apagado la vida.

Los días siguientes a la muerte de Sarah, Ezequiel deambulaba por la ciudad como un espectro, esperando a que alguien “superior” se apiadara de él y le abriera las puertas del cielo. Ya no podía más, la botella de whisky le acompañaba en cada minuto de sus días, intentando borrar esos ojos verdes, esa mirada tan profunda. Intentando olvidar que iba a ser padre, que por una vez en la vida iba a ser más felíz de lo que nunca se habría imaginado. Ezequiel se dirige a su habitación, miles de recuerdos invaden esas paredes, que le aprisionan. Se ahoga, le falta el aire. Le da otro sorbo al whisky, y las imágenes de su padre tirado en el suelo, le rodean. Se acerca a su mochila, ahí está su parabellum de 9mm, similar a la que había acabado con la vida de su padre. La acaricia con suavidad, y la deja sobre la mesita de noche. Cuidadosamente, saca su uniforme del armario, y con las    lágrimas en los ojos se lo pone lentamente, mientras las imágenes le siguen bombardeando. Los ojos verdes de Sarah, su sonrisa, aquella que tanto le había costado sacarle. Se la imagina con la barriguita de embarazada, y se pone a llorar de impotencia. Acaba de ponerse el uniforme, se coloca la gorra, y sin pensárselo dos veces, coge la pistola, está cargada. Levanta la mano derecha y la coloca rozando la frente a modo de saludo. Se coloca con firmeza, elevando ligeramente el pecho. Con la izquierda, quita el seguro, y aprieta el gatillo. Fue rápido. El tiro en la sien le hace perder la conciencia en el mismo segundo. Su cuerpo queda tendido en el suelo, empapado en un mar de sangre, el mismo que hace unos años había ahogado a su padre y del que, en el fondo, nunca logró liberarse del todo.
Pic: Benjamin Lacombe

domingo, 1 de julio de 2012

Hasta que la muerte nos separe

Te levantas dando tumbos,  según el calendario ya  ha pasado un año, pero para ti, parece que fue ayer. Voces retumban en tú cabeza, quizás por todo lo que has bebido la noche pasada, o por todo lo que bebes últimamente. Evitas mirarte al espejo mientras te peinas, consciente de esas ojeras que hunden tu cara,  haciendo de ella todo un mar de pena. Te preparas un café, a la vez que enciendes la radio. Suena una canción de fondo… mierda,  suena tu  canción, vuestra canción. Aquella que tantas veces  habías escuchado, y la que ahora, detestas con todas tus fuerzas. Aquellos eran tiempos mejores, tiempos, en los que tu corazón todavía latía al compás de cada nota. Ahora, las notas se cuelan por tu cuerpo, y apuñalan tu corazón, haciéndolo mil pedazos.
 Sin quererlo, te evades,  recuerdas como os conocisteis, cuando, donde, y que  supiste que sería el hombre de tu vida. Sus ojos se clavaron en ti, y aún hoy en día, no han dejado de hacerlo. - Maldita  mirada, piensas. Sigue sonando la canción, saboreas el café, y sin apenas darte cuenta, estás llorando. Sin embargo, el sonido del teléfono te despierta y recuerdas aquella terrible llamada, pero esta vez no es él, es tu amiga preocupada por tu salud. - "¡Es prácticamente imposible que puedas vivir sin ver la luz del día! ¡Salgamos a dar un paseo!¡ Vámonos de compras! te dice eufórica". - "Quizás mañana, le contestas, hoy estoy demasiado cansada". Sin apenas acabar de pronunciar las palabras, cuelgas el teléfono de golpe, te quema.
 Te evades de nuevo y recuerdas aquellas últimas palabras, - “Te amo desde el primer día y te seguiré amando aunque mi corazón deje de latir”.  Ni siquiera habías podido responderle, cuando una voz desconocida continúa la conversación. – “La misión en Afganistán está siendo un fracaso. Unos talibanes le dispararon” dice la voz en tono entrecortado. “Él, quiso hablar contigo… antes de… de… morirse”. Su, su… pareja, acaba de fallecer. Lo siento mucho”. “Él siempre hablaba de ti, de que esta sería la última…”. De repente la voz desconocida, se pone a llorar. Y tú, sin darte cuenta, estás en el suelo, sin poder hablar, sin poder moverte, sin querer vivir. Te pellizcas para saber si es real, a la vez que te apresuras a llamarlo. Lo llamas, una y cien veces, un tono, otro tono… hasta que el teléfono se apaga. Ya no hay señal, ni la habrá nunca, su teléfono, a la par que su corazón, se apagaría para siempre.
Todavía incrédula, enciendes la televisión y… “muere un militar español tiroteado en Afganistán. Se trata del sargento primero….” Y en ese momento dicen su nombre… Tu corazón se parte, y tú te mueres con él, aunque sigas respirando. Desde ese fatídico día no hay un segundo que no te acuerdes de él y de sus últimas palabras –“Te amo desde el primer día y te seguiré amando aunque mi corazón deje de latir”. Y tenía razón, tu corazón está roto y aun así lo sigues queriendo. No sabes cómo has podido sobrevivir al funeral, a la semana después… en realidad no sabes cómo has podido sobrevivir desde entonces.
            Cuando lo conociste no te importaba que fuera militar, pero si lo hizo cuando te enamoraste, los primeros meses de su ausencia y todos los que vinieron después. Empezaste a odiar las misiones y a enamorarte de esa promesa que te hizo una vez y que no había llegado a cumplir. “Por ti, lo dejaré todo. Mi mayor misión es estar contigo”. – “Embustero, piensas. Me dejaste sola.”
Quedaban tres meses para vuestra boda y tú tachabas los días en el calendario para que acabara toda la pesadilla, estaba a punto de terminar la misión, solo quedaban tres días, tu felicidad todavía brotaba en tu rostro, y todavía sabías lo que era sonreír; en tres días estaríais juntos de nuevo, lo abrazarías y nunca jamás, volveríais a separaros. Justi en ese momento, recuerdas que el vestido de novia todavía cuelga en el armario, le quitas la funda y te lo pruebas, te queda grande, - “ya no luce como antes”,  piensas. Te  miras al espejo, y te imaginas caminando hacia el altar, pero cuando intentas cogerle la mano, el sueño se esfuma. Recuerdas que todavía debes tener alguna pastilla de antes de que los médicos te dieran por imposible. Abres el cajón, ese cajón que no tocabas desde hace un año, coges su traje de militar, junto a él una medalla que le dieron el día de su funeral. – “De que sirve ya esto”, piensas a la vez que la lanzas a la basura.
 Hueles su uniforme, todavía huele a él; lo abrazas a la vez que ingieres el bote de pastillas. “Hasta que la muerte nos separe.”- Piensas y entonces el teléfono suena, lo oyes de fondo pero ya no te quedan fuerzas para cogerlo. Era tu amiga, para asegurarse de que todavía seguías viva, pero en realidad, llevabas muerta desde hace un año, justo desde el día que escuchaste esa maldita frase.
 Tu corazón ya estaba parado,  hoy simplemente, habías dejado de respirar.
Pic. Benjamin Lacombe

sábado, 16 de junio de 2012

¿Existe la vida después de una ruptura?

Como se dice siempre, nunca se sabe lo que se tiene, hasta que se pierde: y lo digo en todos los sentidos. O bien, porque en todo ese tiempo no has sabido valorar a tu pareja, o porque realmente no conocías sus grandes facetas de “sinvergüenza”, hasta que se ha ido. El corazón, en el amor, a veces está tan ocupado, que anula todos tus sentidos, la vista y el oído sobre todo, da igual lo que diga el resto, que tú no lo oyes, ni lo ves… y luego te recriminas “lo ciega que he estado”…¿ Pero que pasa después? ¿Qué pasa cuando te das cuenta de que esa persona a la que tanto has querido, te ha engañado? ¿Cuándo esa persona por la que ponías la mano en el fuego, te defrauda?
Para empezar, No pongas la mano en el fuego por nadie, ¡¡¡te quemarás!!! . Muchas veces, nos sorprendemos de hasta donde somos capaces de llegar uno mismo,  y os aseguro, que no hay nadie que se conozca mejor que tu propio yo. ¿Y cuantas veces  hemos dicho…”yo nunca…” y cuando aún no hemos terminado la frase, ya lo hemos hecho?. Partiendo de ese razonamiento, es bueno que por lo menos, exista un poco de duda; si lo veis y lo oís, no os pongáis las gafas de “Bartolo” ni los “cascos de dj de Paquirrín”, dejad por lo menos una ventanita a la incertidumbre.
Después de la fase de incredulidad y desengaño, te das cuenta de que vuelves a estar en el mercado y piensas “A donde voy yo, si no me acuerdo ni de cómo se liga”, “si con estas ojeras no me va a querer ni el tato”, aunque mejor, porque tampoco te apetece conocer a nadie. Pero recuerda, ligar es innato (a uno se les da peor, a otros mejor), pero se nace con ello, y  aunque no existan los milagros, sí los correctores y bases de maquillaje, que siempre estarán a tu alcance cuando los necesites, y brochita aquí, brochita allá, un poco de rímel y un buen pintalabios rojo, parecerás otra persona, eso sí, mucho más sexy y menos ojerosa.
Tercera fase; la de “hay que aprovechar que estoy soltera y sin compromiso”, donde te sacas tus vestidos y faldas del armario, pero al probártelos, te das cuenta que en todos estos años, además de quedarse desfasados…¡¡¡ han encogido!!!. O lo peor, ¡¡¡Has engordado!!!. ( Anotar para la siguiente fase, ponerse a dieta). Así que decides irte de compras, y comprarte lo más corto y escotado que existe en “el Bershka”.
Muy lejos de verte como una quinceañera, te gustas, y sabes que le gustarás al 80% de los chicos que estén libres y a un 40% de los que no lo estén. Y eso es bueno, es señal, de que ya has superado la primera fase, la segunda, y que también lo harás con la tercera.
Si entras en la cuarta fase y conoces a alguien (que lo harás) además de ponerte a dieta), recuerda las tres primeras, no pongas la mano en el fuego por nadie; mírate al espejo, eres hermosa aún sin maquillaje, cuídate un poco todos los días, vístete de quinceañera cuando te apetezca y sobre todo disfruta, de ti y de tu pareja, porque más vale saber lo que se tiene, valorarlo, y si no te respeta, adiós muy buenas. Porque lo más importante es que eres bonita, preciosa pero por dentro, que es lo que realmente vale la pena.
 Con todo esto, no pretendo crear el pánico en las parejas, ni sembrar la desconfianza; es más, creo que en una relación de pareja es imprescindible la confianza. Después de un caso cercano a mí; solo pretendo que tanto mujeres, como hombres, os queráis a vosotros mismos sobre todo, porque si no sois capaces de empezar por vosotros mismos, no podréis acabar de construir la pirámide de una relación.
Y a ti, bonita de cara y preciosa de interior, me tendrás siempre. Hay mil y un hombres ahí fuera, esperando a conocerte y a tratarte como una verdadera princesa.
Porque muchas veces, lo importante, no es lo que una es, sino como se sienta…

Pic. Benjamin Lacombe


domingo, 6 de mayo de 2012

Boho-Chic


Con la llegada de la primavera, ( aunque el tiempo no lo permita), apetece dejar atrás las  prendas de más abrigo, y adentrarse en otras más veraniegas y en colores más vibrantes.

Entre los colores pastel, flúor;  temporada tras temporada,  se asoma el estilo “boho”.  Y creo que es una gran apuesta por su atemporalidad, como un básico veraniego que debemos tener en cuenta, porque siempre suele quedar bien, y por supuesto, por su comodidad. Como siempre, existen miles de versiones y combinaciones, y el toque está en el estilo y personalidad que aporte cada persona. Así que partiendo de todo esto, os dejo una serie de prendas por las que yo apostaría para conseguir este estilo. Y como siempre, espero que os guste.


LOOK1
Vestido: Pepe Jeans
Borsalino: Bimba&Lola
Sandalia: Bimba&Lola
Cazadora vaquera: Pull&Bear
Pendientes: Pull&Bear
Bolso: Stradivarius
Collar: Bershka
Pulseras stradivarius

LOOK2

 
Falda: Pepe Jeans
Collar: Bershka
Camisa: Pull&Bear
Zapatos: Bimba&Lola
Cinturón: Pepe Jeans
Bolso: Pepe Jeans
Pañuelo: Pull&Bear
Anillo: Pull&Bear
Borsalino: Pepe Jeans

miércoles, 28 de marzo de 2012

Corazón malherido


 Hacía tiempo que no actualizaba el blog, pero quería hacerlo de una forma un poco especial; asique lo he hecho através de este pequeño texto sobre la violencia de género, que espero que os llegue al alma, al igual que me ha llegado a mí escribiendolo. Después de leerlo, espero que el mensaje sea claro: NO A LA VIOLENCIA DE GÉNEROni a ningún tipo de violencia.

Os dejo con esta triste historia, espero que os guste y también espero con ansia, vuestros comentarios:



Ya no importan mis lágrimas, estas se han congelado en el fondo de este ataúd de hielo. Ya no importo yo, las flores se marchitarán a la vez que mi cuerpo, la gente me olvidará, y él podrá pisotear mi tumba, al igual que lo ha hecho con mi alma.
Él ha sido el amor de mi vida, el hombre más perfecto que jamás había conocido, mi alma gemela, por quien lo he dado todo, hasta mi vida. A veces me pregunto por que he dejado que todo haya llegado hasta este punto, pero supongo que no me imaginaba mi vida sin él, aunque ya no fuera el mismo.
Todavía recuerdo aquél primer golpe, tras una discusión tonta, sus ojos se llenaron de furia y su mano rozó mi cara con tal fuerza que mi cuerpo acabó en el suelo. Me juró una y otra vez que no iba a volver a suceder, me pidió perdón con un ramo de rosas y mi corazón malherido e ingenuo a la vez, le perdonó al suave ritmo de los latidos confusos. Pero detrás de esas flores y ese perdón, se escondía el infierno, mi infierno, ese que se repetía cada vez más a menudo, el que no me dejaba dormir del dolor. Mi cuerpo cada vez estaba más amoratado, pero mi corazón me dolía más al romperse en mil pedazos después de cada golpe. Cada vez, lo que importaba era levantarse, recomponer mi corazón y maquillar mis heridas, quería estar preparada para el cambio, a pesar de todo, cada poro de mi piel seguía queriéndolo,  y esperaba que fuera solo una racha pasajera que cada vez se prolongaba más. Mi corazón esperaba impaciente a el  que había sido el amor de su vida, a aquel con el que había compartido tantas veces, melodías de amor.  
Sin embargo, mi corazón latía cada vez más lento, con menos fuerza, sus heridas eran cada vez más grandes e intensas, producidas por los daños físicos, por todas las vejaciones que cada vez eran más frecuentes. Ya no importaba lo que hiciera, porque todo lo hacía mal. Mi cuerpo temblaba cada vez que oía pasos, cada vez que la llave sonaba en la puerta. Detrás de esa puerta, de esa maldita puerta, yo seguía esperando al amor de mi vida, pero cada vez que esta se abría, ya no estaba él, alguien se había puesto su disfraz y le había cambiado el corazón. Esa vez lo ví más furioso que nunca. Cerró la puerta de un golpe, se abalanzó sobre mí, y poco a poco, mientras me insultaba, amorataba mi cuerpo, lo apagaba. Y este por el contrario, no ponía resistencia, se dejaba morir, así que cerré los ojos, apreté fuerte los labios a causa del dolor, hasta que mi cuerpo quedó tumbado en el infierno y mi corazón dejó de latir.
Se dice que el estuvo en la cárcel dos años y que ahora está en libertad. De vez en cuando, viene a traerme flores y me implora que le perdone; y yo, aún después de que mi corazón se haya parado, sigo esperándolo. Espero que en un futuro vuelva mi alma gemela, esa que algún día me quiso, la que me arrancaba sonrisas cada mañana, la que me amaba.  Y es que después de la muerte y debajo de esta fría tumba; mi cuerpo marchito sigue llorando lágrimas congeladas de amor.


martes, 20 de marzo de 2012

21 de Marzo; Día mundial del Síndrome de Down



 
Dicen que las mejores fragancias se esconden en frascos pequeños, y  así son ellos, pequeños de estatura, pero con una gran esencia en su corazón. Los mejores perfumes, son los que, los hechas una vez, y el aroma perdura; y ellos perduran en el alma aunque estén lejos. Cuando hueles una fragancia que te gusta, la buscas hasta que se hace tuya; y su personalidad al igual que los mejores aromas del mundo, se ha impregnado en nuestra alma y nos ha calado con  valores que mucha gente tarda en conseguir años, o quizás no lleguen a conseguir nunca. Si habeis encontrado este perfume, sabréis lo que es el Síndrome de Down.

Si habéis aprendido a observar a la gente por su interior, sin importaros la baja estatura, los ojos rasgados, las manos anchas, o su constitución fuerte. A medir la vida a través de los pequeños momentos (que a su vez son los que la hacen grande). Si sabéis medir las palabras y  buscar aquellas metáforas que se esconden en sus adentros; si podéis  medir  un corazón enorme lleno de cariño y de amor; si habéis aprendido a aprender de todo el mundo sin dejaros influenciar por unos simples rasgos, conoceréis entonces, lo que es la integración.


Para la mayoría, hoy será un día más, pero para todos aquellos que alguna vez han dado un paso hacia adelante, que alguna vez han derramado una lágrima por esta causa. A todos aquellos que por cada vez que se han derrumbado, se han levantado tres veces, hoy es, por lo contrario, un paréntesis en esta lucha, para celebrar todo lo conseguido y para coger fuerzas para todas aquellas metas que todavía nos faltan por alcanzar. Hoy gritaremos por un SI PODEMOS, POR UNA MAYOR INTEGRACIÓN y para que aunque sea a través de un simple día al año, os suene por lo menos lo que es el Síndrome de Down.

Porque…”Si eres moreno, muy alto y con ojos azules, eres diferente a mí, al igual que yo también soy diferente de ti. Pero si a la vez tienes dos ojos, dos orejas, una naríz, una boca... ¿en qué nos diferenciamos? Eres igual que yo, por lo que PUEDES igual que yo. " . - Esta ha sido una gran lección que he aprendido un día con uno de los (para mi), mejores profesores que he conocido. – Andrés , profesor de deportes de Down.Coruña), y hoy me apetecía compartirla con vosotros.



- Y Para todos aquellos que todavía no lo conozcais:

El síndrome de Down (SD) es un trastorno genético (NUNCA una enfermedad),  causado por la presencia de una copia extra del cromosoma 21 (o una parte del mismo), en vez de los dos habituales (trisomía del par 21). Las células del ser humano poseen cada una en su núcleo 23 pares de cromosomas. (véase foto).

Así que os pido, que aunque sea por un día, mireis el mundo a través de una mirada como esta. 








¡¡NO LOS JUDGUES, CONÓCELOS!!

sábado, 17 de marzo de 2012

"Total look Blanco"




Hoy os traigo un "post rapidito", donde os muestro dos "total look" de Blanco:

- En este primero, he elegido una camisa "verde chillón", la cual he combinado con un pantalón de polipiel, un chaleco de punto y 3 maxi accesorios en oro.




- El segundo look, es más informal y sencillo, en el que destacaria sobre todo, ese bolso color coral, que me encanta.




Sin más, espero que os guste y... ¡¡¡Felíz fin de semana a todos!!!

miércoles, 14 de marzo de 2012

"Toc-Toc". Llega el Sr. Tiempo.


Ya os he hablado de mi hermano muchas veces, y si algo lo caracteriza es su fuerte personalidad (ver entrada anterior, http://nudinu.blogspot.com/2011/12/mas-parecidos-que-diferentes-parte-1.html), y también a veces  acompañado de un poco-mucho de “cabezonerio” (esto último viene de familia).Por eso, cuando mi hermano decide algo, está decidido, ya puedes vértelas y deseártelas para hacerle cambiar de opinión. En este caso, os traigo una anécdota que he vivido con 13 años y que, en cierto modo cuando yo he llegado a los veinte, también he sentido. Uno se niega a madurar, pero cuando el “Sr. Tiempo”, llama a nuestra puerta, no hay más remedio que dejarle entrar.Espero que os guste:

Supongo que no a todo el mundo le entusiasma cumplir años y me imagino que estará relacionado a la edad que uno lleve encima. Como dice mi abuela: “ A mí regálame por mi Santo, que me gusta más”. Y es que quizás, cuando uno llega a una edad determinada, el instinto se apodere de nosotros y nos dice; “hasta aquí, ya eres lo suficientemente viejo”, y en ese momento, tu cumpleaños  pasa a ser un día más en tu agenda y se subraye como “¡¡me niego a envejecer!!”. Es el día en que tu “cuerpo psicológico”, se llena con un par de arrugas más. Pero hasta ese momento,  más o menos todo el mundo estamos dispuestos a celebrarlo, a nadie nos amarga un dulce y mucho menos un regalo. 


A mi hermano, este instinto del que hablo, le ha llegado a los veinte. A esa edad, se ha visto tan estupendo que ha pensado: “Aquí me quedo para toda la vida”, y así nos lo ha hecho saber. No ha cumplido ni los veintiuno ni los veintidós (quizás por eso aparente menos edad de la que tiene), negarse con todas tus fuerzas a algo inevitable quizás no impida que los años pasen por tu lado sin rozarte, pero si lo deseas con tanta intensidad, nuestro enemigo el tiempo se apiada de ti y te da una tregua, ( un par de arrugas menos quizás). Durante estos dos años, no hubo tarta, ni fiesta, ni regalos, ni nada que le hiciera recordar que  estábamos a 20 de Abril y que cumplía un año más.

Después de este salto  en el tiempo, la posibilidad de estarse perdiendo algo importante, le ha hecho valorar la reanudación de fiestas y regalos (en este caso, el razonamiento lógico, le ha podido al instinto). Así que su cumpleaños ha vuelto a ser una fecha señalada en su calendario, junto con navidad, reyes, carnaval, S. Juan y todas las fiestas y “saraos” que le acompañen. En su veintitrés cumpleaños real, mi hermano decía que cumplía 21 (ya que se había quedado sin regalos durante dos años, por lo menos que sirviera para restarle un par de cifras a su edad). Mi hermano había aprendido que, por mucho que luches contra el tiempo, este siempre gana. Hoy en día si le preguntas los años que tiene, te dirá la verdad, que tiene 32 pero seguramente te lo acompañe de un “pero no soy viejo”.


Los 31 de mi hermano.