sábado, 23 de mayo de 2015

Ya no queda luz

Solo había luz en sus ojos,  su mirada era ese faro que me alumbraba en las noches más oscuras y en los días más grises.  Su sonrisa era vida, era como si el mundo se parara y se concentrara en solo un segundo. Ella era, ese brazo que nunca te abandona, esa mano que te acompaña y que no deja que estés solo.  
Nos  prometimos amor eterno, aunque lo nuestro es más que eso, ella es mi compañera, mi mujer, mi amante, toda mi vida. La miro, y arranco una sonrisa de esas empañadas de dolor y lágrimas, pienso en todo lo que fuimos, lo que somos, y en todo lo que me arrebatarán cuando ella ya no esté. Siento como el dolor me desgarra por dentro, pero tengo que ser fuerte, ella lo es, lleva siéndolo durante todo un año. Prometimos envejecer juntos y de repente deseo que los años me golpeen de repente y me lleven con ella. ¿Qué voy a hacer sin mi luz, sin ese faro que alumbraba mi soledad?.  Pienso que a nuestra historia le quedan días, quizás horas; la miro y veo como la luz de sus ojos se apaga y la media sonrisa que me regala, se ahoga en el dolor de la dura realidad.

No puedo vivir sin ella, no quiero vivir sin ella, somos jóvenes y toda mi vida me parece un infierno si ella no está a mi lado. Cojo su mano, me trago mis propias lágrimas y rezo para despertar de esta pesadilla, rezo para que el cáncer no se lleve toda mi vida, pero es demasiado tarde. Maldigo todas las veces que nos enfadamos, todos los momentos que no hemos disfrutado y todos los besos que dejamos de darnos, porque teníamos todo el tiempo del mundo, y ahora el mundo se vuelve efímero y el tiempo se vuelve losa. Estas cuatro paredes me destrozan y el ruido del reloj me ahoga, -tic, tac –tic-tac.  Los días pasan, las noches las paso en vela y el reloj no se detiene –tic-tac, -tic- tac . La luz se apaga, mi luz se apaga…  y toda mi vida se queda sumida en la tristeza, atrapada en los días grises y en las noches más oscuras.

Imagen: Benjamin Lacombe

martes, 11 de noviembre de 2014

Estoy de Vuelta

La historia de nuestra vida es tan difícil y sencilla a la vez, tan blanca y tan negra, que simplemente a veces, evadimos la belleza de los tonos grises. Aprender a mirar, a pintar colores en nuestro camino es verdaderamente importante para no verse sumergido en una rutina que ni siquiera nos acaba de gustar del todo. Y en eso me encuentro, buceando por el fondo de mi vida, tropezándome con piedras,  con cosas blancas y negras y aprendiendo a pintar, a dar color a cosas que no lo tenían; y aprendiendo a ver en color cosas que ya estaban ahí y que ni siquiera había visto.
A veces, solo hace falta pararse y pensar en donde lo habíamos dejado, donde estamos y donde nos gustaría continuar. A veces, solo a veces me aborrece el café, pero eso no significa que no disfrute de su aroma cada mañana, que no disfrute de cada sorbo y que no necesite de su fortaleza para vivir y es que, hasta el café se vuelve parte de la rutina si se lo permitimos. Y a veces, muchas veces, me aborrezco incluso de mí misma, de cómo soy y me imagino quizás, siendo de otra manera o haciendo cosas más interesantes. Pero aquí estoy, buceando una vez más y tropezando con mi torpeza y despiste, que muchas veces me acompaña y que no deja sin embargo, de formar parte de mi lienzo.
De esta forma, quiero retomar el blog, quiero volver a colorear mi vida con historias reales o no, volver a escribir y evadirme de esa rutina que me roba todo mi tiempo. Quiero empezar a disfrutar de lo que hago, de cada paso, del ahora. Porque estando en el ahora, no necesitamos nada, ni nos sobra nada. En el ahora solo podemos estar a gusto con nosotros mismos. El mañana… ya llegará y si es con café, seguro que se llevará mejor.
 
Estoy de Vuelta.
 
 
 
 

lunes, 11 de marzo de 2013

La verdadera historia de la niña del reloj…


La verdadera historia de la niña del reloj…


Ella siempre había sido una princesa, sin embargo, nunca había vivido en ningún palacio, ni por sus venas corría sangre azul. Cuando nació, su reloj marcaba las 00:00 y desde ahí, las agujas de su corazón comenzaron a correr, minuto a minuto, segundo a segundo.  Su aspecto era frágil, su piel era pálida y sus ojos eran de un verde oliva que brillaban a la luz de cada sonrisa. La esfera de su corazón era de cristal, por lo que su alma quedaba al descubierto. Sin saberlo, ella había nacido con una misión, había nacido para ser guerrera de la lluvia, luchadora de la tormenta, pero con un corazón más frágil, con un corazón de cristal, que se rompería mil veces y debería reconstruir cada vez que este se rompiera en mil pedacitos.
 Después de cada golpe, las agujas de su corazón no daban tregua y giraban alrededor de la esfera cada vez más deprisa. Los segundos resonaban en su mente cada vez más fuerte de forma que la dejaban aturdida; - TIC-TAC, -TIC-TAC;  y los ojos de la niña del reloj se teñían de gris a la vez que luz de su sonrisa se convertía en sombra. La niña de la sonrisa eterna se había convertido en la sombra de los ojos tristes. La tormenta amenazaba sus días, las gotas de lluvia golpeaban su ventana y amenazaban con romper una vez más las agujas de su reloj, y la esfera de su vida.. Las ilusiones habían quedado atrás, la princesa con miles de sueños, se había quedado atrapada en la torre más alta  de sus cuentos, y las palabras de sus ilusiones se habían ido borrando con cada lágrima, con cada gota de lluvia que había atravesado su frágil corazón. Las páginas de ese cuento, que en su tiempo se habían teñido de palabras bonitas, de ilusiones, de vida, volvía a estar en blanco, sin embargo, su reloj nunca había dejado de correr, de girar…

La niña del reloj envejeció antes de tiempo porque sus agujas se oxidaron con tantas lágrimas; su esfera de tanto romperse, nunca llegó a reconstruirse del todo, las páginas de su vida  quedaron marcadas con un simple borrón de tinta, de lo que fueron sueños perdidos. La niña del reloj, murió sin saber que era una guerrera, sin saber que era especial, que su vida podía volver a escribirse…
Ahora, su alma transparente se encuentra entre nosotros, se encuentra en cada tormenta, en cada gota de lluvia, en cada rallo de sol. Su alma se convirtió en la guerrera que sus lágrimas nunca le dejaron ser, o nunca le dejaron ver. La niña del viento vive más allá de las nubes, luchando por cada sonrisa, repartiendo rayos de sol a los días grises.


domingo, 16 de diciembre de 2012

A mi otro yo.


16/12/2012


A mi otro yo.


Déjame llamarte amor:

Tantos años juntos, que a la vez son pocos si lo comparamos con todo lo que nos queda por vivir. Muchos buenos momentos, alguno malo también. Pero todos ellos nos ha hecho mucho más fuertes,  han ido forjado nuestra armadura de tal modo que hemos ido ganando todas nuestras batallas.
Si miro atrás, no puedo dejar de sonreír por todos los momentos tan buenos que hemos pasado. En el presente, me alegro de que estés ahí, a mi lado. Incluso si discutimos, si no nos hablamos, tu presencia me tranquiliza aunque mi corazón, en ese caso, se bloquea. No me gusta discutir, no me gusta que de vez en cuando ese muro se interponga entre nosotros, ese muro que tantas veces hemos derribado y que a veces, tan fácilmente se interpone entre nosotros, ese muro de orgullo que los dos cimentamos con todas las malas palabras.
Aún así, te quiero, no soy de decirlo ni lo he sido nunca, pero lo cierto es que es así. Te miro, y ese lunar del cuello que tantas veces he besado me arranca una sonrisa. Esos ojos negros en los que tantas veces me he perdido, y esa sonrisa que hace que se pare el mundo, esas manos que nunca me han soltado, esos brazos que me han sacado a flote, cuando mi barco ha estado a punto de hundirse. Sonrío al recordar, que he besado hasta tu alma, que he recorrido cada rincón de tu cuerpo y aún así, nunca ha dejado de sorprenderme.
Déjame llamarte amor, porque lo eres y has sido el amor de mi vida, a pesar de todo, a pesar de los años. Déjame llamarte amor, por todo lo que me has dado inconscientemente, por cada palabra dulce, por cada momento de calma. He de decir, que has estado en cada tormenta y me has regalado el sol después de todas ellas. Déjame decirte que quiero cada marca del tiempo, cada surco que este ha sembrado en tu cara; déjame decirte que sigues siendo lo que más deseo, a pesar de que las canas empiecen a invadir nuestros cabellos.
Te miro, y aunque pareces dormido, sé que me observas mientras tecleo estas palabras, porque sonríes. Adoro esa sonrisa de niño que todavía conservas, esa con la que te despiertas cada día y me regalas todas las noches.

Amor, gracias por el olor a café que me regalas cada mañana, gracias por no ser como los demás, por elegirme a mi, por ser mi compañero de viaje durante todo este tiempo. Amor, te quiero tanto, que el tiempo si pasa junto a ti, no me asusta. Déjame llamarte amor mientras te miro, mientras te observo, mientras te regalo estas palabras, mientras te regalo… mi alma, una vez más.





sábado, 17 de noviembre de 2012

El último café (por él)

El último café.

(Por él)
Ella lo fue todo. Nunca antes me había enamorado, esa palabra no existía dentro de mi vocabulario, esa palabra no era para un hombre. No creía en la gente ni siquiera en la amistad. Estaba perdido, aislado, todo me daba igual, no había luz después de cada tormenta. La vida me había dado muchos fracasos, demasiados, que ya no podría soportar uno más. Pero al final del túnel, cuando estaba a punto de tocar fondo, aparece ella, aparece el sol y la mayor de las estrellas. Aparece su sonrisa que todo lo borra, su mirada, sus ojos verdes, su mano agarrando la mía con firmeza. Sin duda, la mujer de mi vida, aquella en la que nunca había creído.
La hecho tanto de menos, que mi alma está desgarrada y mi corazón hecho añicos. Sus palabras “Vete, ya no te quiero”, me acompañan cada minuto del día. Qué nos había pasado, ¿qué podía haber roto una relación tan perfecta o tan imperfecta pero tan nuestra?.  Miro sus fotos, nuestras fotos, mientras huelo el café que está a punto de hacerse, ese olor tan profundo y que me recuerda tanto a ella, sin embargo, el sabor ya no es el mismo, es más amargo y el sabor menos intenso. Me sorprendo sonriendo mientras recuerdo esas miradas tan cómplices y esa sonrisa que siempre nos acompañaba, pero el ruido de la cafetera me devuelve a la realidad, y me hace sentir solo, vacío.
Después de ella no hay nadie, nunca la hubo, cuando pruebas un café que de verdad te gusta y además te envuelve su aroma, todos los demás te parecen mediocres. No sé porque le hice creer que la había, quizás por despecho o para aparentar menos dolor del que siento. En cambio la necesito, y la necesito como nunca podría haber llegado a imaginar. Es como si dentro de ese piso se hubiera quedado una parte de mí y no pudiera hacer nada por recuperarla. Me he llevado conmigo todo el equipaje, pero mi vida se me había olvidado recogerla, se ha quedado allí con ella. He soñado miles de veces que esto nunca había pasado, que sigue a mi lado, pero al despertarme siempre acabo abrazado a una fría almohada y ahogado de soledad y desesperación.
De repente, suena el móvil, esa melodía que llevaba meses esperando. Tembloroso cojo la llamada y oigo un tímido “te quiero, te echo de menos”. Sin que apenas pueda contestarle, me cuelga y me quedo anonadado, sin palabras, con el teléfono pegado a mi oreja, a mi alma. Sin pensarlo, devuelvo la llamada, y recupero mi equipaje, mi vida, aquella que había perdido un frío día de verano. Recupero el sabor del café, el aroma, recupero el caluroso invierno, mi sonrisa, nuestra sonrisa. Porque desde que nos conocimos siempre hemos sido dos. Dos cafés con aromas diferentes, pero igual de intensos.
Estoy en su cocina, me dispongo a preparar café, la miro, sonrío, acaricio su media melena mientras no dejamos de sonreír. Aquí es donde debo estar, donde quiero estar. Perdido en su melodía, bailando con su aroma y  saboreando mi vida, nuestra vida.

lunes, 12 de noviembre de 2012

A Coruña



O mar, esas ondas que atrapan soños, bailando ao son do zumbido do vento e baixo ese ceo estrelado que todo o compre. Esa choiva que te empapa, que te cala de sentimentos, de emocións que se distribuen a través de cada pinga. Eres cada rúa de pedra nas que tantas veces me perdín e outras tantas me atopei nunha mistura de alegrías e penas; enmeigada de sentimentos que só ti sabes darme. Esas rúas cargadas de paseos interminables, de recontros con recunchos polos que pasei tantas veces, e que sempre tiñan algo que contarme.

Camiño contigo collida da man, esperando que nunca me soltes, que nunca me olvides. Camiñamos xuntas dende que os meus ollos se fundiron en ti, dende que me acolliches baixo os teus xardíns e me bañache no berce das tuas olas.

Ti... Eres a cidade que enmeiga os meus soños, atrapados baixo este ceo gris. Eres a cidade que ilumiña todos os meus recordos e que todos eles quedan reflectados no porto, baixo ese tímido sol de outono e esas fortes chuvias do mes de Abril. Eres a lúa observándome baixo a oscuridade, a luz da Torre de Hércules que alumiña as noites máis oscuras. Eres cada nota que pon banda sonora aos mellores recordos da miña vida.


A Coruña, nunca deixes de bailar conmigo, nunca deixes de soar para min...


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El mar, esas olas que atrapan sueños, bailando al sonido del zumbido del viento y bajo ese cielo estrellado que todo lo cumple. Esa lluvia que te empapa, que te cala de sentimientos, de emociones que se distribuyen a través de cada gota.
Eres cada calle de piedra en las que tantas veces me he perdido y otras tantas me he encontrado, en una mezcla de alegrías y penas. Embrujada de sentimientos que solo tu sabes darme. Esas calles cargadas de paseos interminables, de reencuentros con recobecos por los que he pasado tantas veces y que siempre tenían algo que contarme.
Camino contigo cogida de la mano, esperando que nunca me sueltes, que nunca me olvides. Caminamos juntas desde que mis ojos se fundieron en ti, desde que me acogiste bajo tus jardines y me bañaste en la cuna de tus olas.
Eres la ciudad que embruja mis sueños, atrapados bajo este cielo gris. Eres la ciudad que ilumina todos mis recuerdos y que todos ellos se ven reflejados en  el puerto y bajo ese tímido sol de otoño y esas fuertes lluvias del mes de abril.
Eres la luna observándome bajo la oscuridad, a la luz de la Torre de Hércules que iluminan las noches más oscuras, eres cada nota que pone banda sonora a los mejores recuerdos de mi vida.
A Coruña, nunca dejes de bailar conmigo, nunca dejes de sonar para mi.

sábado, 20 de octubre de 2012

Siempre es mejor caminar

"Es mejor caminar que parar y ponerse a temblar"(revolver)




Vestido: Nice Things
Chaqueta y Bolso: ¿?
Botines: Bershka





Siempre es mejor caminar;


     Del pasado aprendemos, nos hacemos a nosotros mismos, maduramos. Sin embargo, mirar atrás también entristece. Entristece pensar en tiempos mejores, en lo que perdimos y asusta pensar en lo que vendrá. Pero solo queda caminar, avanzar aunque tropecemos, aunque nos caigamos. 

   Detrás de cada caída solo queda una sonrisa, aunque tu alma sonría lágrimas de dolor, porque la sonrisa es el motor del mundo, y el presente, quizás algún día, sea el pasado que añores. 




Suena: revolver "es mejor caminar"