sábado, 16 de junio de 2012

¿Existe la vida después de una ruptura?

Como se dice siempre, nunca se sabe lo que se tiene, hasta que se pierde: y lo digo en todos los sentidos. O bien, porque en todo ese tiempo no has sabido valorar a tu pareja, o porque realmente no conocías sus grandes facetas de “sinvergüenza”, hasta que se ha ido. El corazón, en el amor, a veces está tan ocupado, que anula todos tus sentidos, la vista y el oído sobre todo, da igual lo que diga el resto, que tú no lo oyes, ni lo ves… y luego te recriminas “lo ciega que he estado”…¿ Pero que pasa después? ¿Qué pasa cuando te das cuenta de que esa persona a la que tanto has querido, te ha engañado? ¿Cuándo esa persona por la que ponías la mano en el fuego, te defrauda?
Para empezar, No pongas la mano en el fuego por nadie, ¡¡¡te quemarás!!! . Muchas veces, nos sorprendemos de hasta donde somos capaces de llegar uno mismo,  y os aseguro, que no hay nadie que se conozca mejor que tu propio yo. ¿Y cuantas veces  hemos dicho…”yo nunca…” y cuando aún no hemos terminado la frase, ya lo hemos hecho?. Partiendo de ese razonamiento, es bueno que por lo menos, exista un poco de duda; si lo veis y lo oís, no os pongáis las gafas de “Bartolo” ni los “cascos de dj de Paquirrín”, dejad por lo menos una ventanita a la incertidumbre.
Después de la fase de incredulidad y desengaño, te das cuenta de que vuelves a estar en el mercado y piensas “A donde voy yo, si no me acuerdo ni de cómo se liga”, “si con estas ojeras no me va a querer ni el tato”, aunque mejor, porque tampoco te apetece conocer a nadie. Pero recuerda, ligar es innato (a uno se les da peor, a otros mejor), pero se nace con ello, y  aunque no existan los milagros, sí los correctores y bases de maquillaje, que siempre estarán a tu alcance cuando los necesites, y brochita aquí, brochita allá, un poco de rímel y un buen pintalabios rojo, parecerás otra persona, eso sí, mucho más sexy y menos ojerosa.
Tercera fase; la de “hay que aprovechar que estoy soltera y sin compromiso”, donde te sacas tus vestidos y faldas del armario, pero al probártelos, te das cuenta que en todos estos años, además de quedarse desfasados…¡¡¡ han encogido!!!. O lo peor, ¡¡¡Has engordado!!!. ( Anotar para la siguiente fase, ponerse a dieta). Así que decides irte de compras, y comprarte lo más corto y escotado que existe en “el Bershka”.
Muy lejos de verte como una quinceañera, te gustas, y sabes que le gustarás al 80% de los chicos que estén libres y a un 40% de los que no lo estén. Y eso es bueno, es señal, de que ya has superado la primera fase, la segunda, y que también lo harás con la tercera.
Si entras en la cuarta fase y conoces a alguien (que lo harás) además de ponerte a dieta), recuerda las tres primeras, no pongas la mano en el fuego por nadie; mírate al espejo, eres hermosa aún sin maquillaje, cuídate un poco todos los días, vístete de quinceañera cuando te apetezca y sobre todo disfruta, de ti y de tu pareja, porque más vale saber lo que se tiene, valorarlo, y si no te respeta, adiós muy buenas. Porque lo más importante es que eres bonita, preciosa pero por dentro, que es lo que realmente vale la pena.
 Con todo esto, no pretendo crear el pánico en las parejas, ni sembrar la desconfianza; es más, creo que en una relación de pareja es imprescindible la confianza. Después de un caso cercano a mí; solo pretendo que tanto mujeres, como hombres, os queráis a vosotros mismos sobre todo, porque si no sois capaces de empezar por vosotros mismos, no podréis acabar de construir la pirámide de una relación.
Y a ti, bonita de cara y preciosa de interior, me tendrás siempre. Hay mil y un hombres ahí fuera, esperando a conocerte y a tratarte como una verdadera princesa.
Porque muchas veces, lo importante, no es lo que una es, sino como se sienta…

Pic. Benjamin Lacombe