Ya os he hablado de mi hermano
muchas veces, y si algo lo caracteriza es su fuerte personalidad (ver entrada anterior, http://nudinu.blogspot.com/2011/12/mas-parecidos-que-diferentes-parte-1.html), y también a
veces acompañado de un poco-mucho de “cabezonerio”
(esto último viene de familia).Por eso, cuando mi hermano decide algo, está
decidido, ya puedes vértelas y deseártelas para hacerle cambiar de opinión. En
este caso, os traigo una anécdota que he vivido con 13 años y que, en cierto
modo cuando yo he llegado a los veinte, también he sentido. Uno se niega a
madurar, pero cuando el “Sr. Tiempo”, llama a nuestra puerta, no hay más
remedio que dejarle entrar.Espero que os guste:
Supongo que no
a todo el mundo le entusiasma cumplir años y me imagino que estará relacionado
a la edad que uno lleve encima. Como dice mi abuela: “ A mí regálame por mi
Santo, que me gusta más”. Y es que quizás, cuando uno llega a una edad
determinada, el instinto se apodere de nosotros y nos dice; “hasta aquí, ya
eres lo suficientemente viejo”, y en ese momento, tu cumpleaños pasa a ser un día más en tu agenda y se
subraye como “¡¡me niego a envejecer!!”. Es el día en que tu “cuerpo
psicológico”, se llena con un par de arrugas más. Pero hasta ese momento, más o menos todo el mundo estamos dispuestos
a celebrarlo, a nadie nos amarga un dulce y mucho menos un regalo.
A mi hermano,
este instinto del que hablo, le ha llegado a los veinte. A esa edad, se ha visto
tan estupendo que ha pensado: “Aquí me quedo para toda la vida”, y así nos lo
ha hecho saber. No ha cumplido ni los veintiuno ni los veintidós (quizás por
eso aparente menos edad de la que tiene), negarse con todas tus fuerzas a algo
inevitable quizás no impida que los años pasen por tu lado sin rozarte, pero si
lo deseas con tanta intensidad, nuestro enemigo el tiempo se apiada de ti y te
da una tregua, ( un par de arrugas menos quizás). Durante estos dos años, no
hubo tarta, ni fiesta, ni regalos, ni nada que le hiciera recordar que estábamos a 20 de Abril y que cumplía un año
más.
Después de
este salto en el tiempo, la posibilidad
de estarse perdiendo algo importante, le ha hecho valorar la reanudación de
fiestas y regalos (en este caso, el razonamiento lógico, le ha podido al
instinto). Así que su cumpleaños ha vuelto a ser una fecha señalada en su
calendario, junto con navidad, reyes, carnaval, S. Juan y todas las fiestas y
“saraos” que le acompañen. En su veintitrés cumpleaños real, mi hermano decía
que cumplía 21 (ya que se había quedado sin regalos durante dos años, por lo
menos que sirviera para restarle un par de cifras a su edad). Mi hermano había
aprendido que, por mucho que luches contra el tiempo, este siempre gana. Hoy en
día si le preguntas los años que tiene, te dirá la verdad, que tiene 32 pero
seguramente te lo acompañe de un “pero no soy viejo”.
Los 31 de mi hermano. |
A mí lo de cumplir años no me gusta nada. Me alegro de que tu hermano lo haya disfrutado.
ResponderEliminarxoxo
B* a la Moda